Pancha:
Decir te amo no solo es juntar dos palabras y decirlas solo por decirlas, decir te amo, implica toda una historia la cual exige sacrificios, sin sabores y hasta perder la razón… Pensar en el primer amor es olvidarse hasta de uno mismo, de sus limitaciones y hasta de sus propios principios. (Vuelve el silencio) Como siempre habían iniciado las clases y para variar algo salía sobrando “yo” (ríe muy tontamente), en casa siempre me habían dicho que la belleza se veía con los ojos del alma, que el exterior no importaba, que solo los tontos, se fijarían en eso, pero en ese curso en especial, me di cuenta de que todo lo que mis padres me habían dicho eran solo mentiras…
Como siempre, llegué, entré al salón y miré de un lado al otro pero todo seguía igual, hasta que de pronto, lo mi vista topó, contra algo muy bello, tan bello que hizo que por primera vez en dos años hizo me retirara el exceso de cabello que cubría mi cara. Esa belleza, se llamaba Octavio, ¡Wooow!, me quedé tan impresionada, que traté de acercarme a su lado rápidamente, hasta que de pronto del otro extremo del salón una extraña voz salió de entre los mesa bancos:
-¡Aguas wey que ya llegó la charra¡
¿Charra?, pensé inmediatamente, ha de ser una nueva compañera… Pero no, tristemente, me di cuenta que no era así cuando terminaron la frase irónicamente.
-¡Te pegará lo feo la charra…squeada! Jajajaja.
¡Qué mala onda!, ¿Pero yo que les había hecho?, si yo no tenía la culpa de tener la cara quemada, (Solloza y camina algunos pasos al frente) Mis padres me cuentan que yo vengo de un lugar muy especial, en el que todos los seres vivos se distinguen por ser hijos del sol y la luna y que para ser honrados, este los distingue marcándolos con la señal de la nobleza… Pero la verdad (Llorando) con migo se ensañó y me dejó horrible, sé que mis padres me aman y mis abuelos y mis tíos y y y creo que nadie más pues quien puede querer a alguien con la cara chamuscada… ¡Seamos realistas! Quien me dirige la palabra solo es por lástima, ni Octavio ni nadie, me amará de verdad… Es por eso que me gusta venir a escuchar tu voz, aquella voz que se produce cuando el viento sopla entre tus ramas y mueve tu follaje, tu dulce voz que me tranquiliza y me ama, aquella voz que no solo me invita a soñar si no a pensar en luchar para defender a los que son iguales a mí. ¡Tu voz! Aquella que no me juzga y que no me llama “Pancha la Charra”
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