Abrió la puerta de su departamento y el olor a encierro le ofendió el olfato.
Levantó la cortina de enrollar permitiendo que entrara algo de luz y con lentitud arrimó la mesa al centro de la habitación.
De la bolsa del Súper extrajo solamente la soga de esparto,dejando el resto de las cosas sobre la misma mesa.
Se subió a ella y como hábil marinero,ató fuertemente uno de los extremos a la viga de madera.
Tomándola con las dos manos ,probó su resistencia.
Hacía ya mucho tiempo que faltaba de allí.
Cuando ella se fue,él dejó de ir a lo que en definitiva era su hogar.
Hizo un nudo corredizo en el otro extremo de la soga y con el sujetó la estructura de cañas que también sacó de la bolsa.
Se bajó de la mesa,abrió la ventana y permitió que el aire fresco reviviera la mata de flores amarillas que un minuto antes colocara en la estructura.
Tomó el teléfono y la llamó para tratar de convencerla de que vuelva.
Texto agregado el 11-10-2011, y leído por 246
visitantes. (3 votos)