Húndeme más profundamente en el barro, hasta que ya no pueda sentir ningún gemido,
Hasta que la cibernética mental pare.
Y entonces rememorare cada segundo de mi deambular,
Y pensare en ti.
Y tú te limpiaras el fango delicado y deliciosamente, partícula por partícula,
Y luego te sentaras a cenar
Una vieja receta de días de tedio, espaguetis con salsa y sardinas,
Masticando treinta veces cada bocado,
Como gente educada.
Te ducharas, te secaras y te cambiaras de ropa,
Te pondrás las botas que tanto te alabe,
Y saldrás a respirar aire puro,
Mientras cada centímetro cuadrado de mi envoltura cárnica empieza a despedir gases,
Mientras cada célula, como una central abandonada se apaga y muere,
Muere lenta, inexorablemente
Y empiezo a reintegrarme en la madre tierra, fosfatos y nitratos,
Y tu iras furtivamente y me tomaras fotos,
“día uno, día dos, día trescientos veinte”
Fotos instantáneas con anotaciones cripticas sobre cuanto apesto
(Incluso más que en vida, dirás y te pondrás a reír).
Y cuando al final la policía me halle, imbricado a una piedra,
Convertido en una raíz,
Tú certificaras que me amabas,
Y que lo que hiciste fue amor.
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