¿qué cómo me volví loco?... estaba sentado frente a mi ventana cuando un sueño, con sus formas grises y azuladas, se puso delante de mí... no hablaba, tan solo esperaba el instante en que el mundo se apagara... empecé a pestañear y luego cerré los ojos, para siempre... ¿qué ocurrió?... no lo sé, cuando desperté de aquel abrigo, tuve ganas de salir a las calles... salí como dudando… dentro de mí un calor empezó a llenar todos mis sentidos... era algo así como la felicidad o el grito de salida de todos mis seres perdidos... vi alejarse al dolor, al miedo, las ideas, los sueños, los demonios y dioses, y demás, como murciélagos de una olvidada caverna... fueron no sé hacia dónde y noté que algo dentro de mí no quiso salir... me fijé quién era y era yo, cuando niño, escondido, enrollado, desnudo de todo... le cogí de las manos y salimos a las calles... le hablaba y él me escuchaba, y a medida que congeniábamos sentí que él se hacía fuerte... mientras yo me volvía una parte diminuta de él... luego, nada... tan solo busqué un lugar donde cobijarme y nada mas... desaparecí del mundo y de los hombres... de cuando en vez abría los ojos y lo encontraba gritando a la gente cosas hermosas que me llenaba el alma, dentro de mí sentía que estaba delante de un poeta... sus ojos desorbitados, sus voz como un trueno, su cuerpo en movimiento parecía no caber en su alma... era un loco hermoso...
le vi cuando le llevaban encadenado hacia las mazmorras de un centro para luego flagelarlo, bañarlo sin piedad; mas el brillo en sus ojos, siempre cogiendo los míos, le hacían seguir su bella y loca expresión... me sentía como un perro, lamía sus heridas y escuchaba cuando nadie estaba a su lado, era tan solo un niño bueno y lleno de amor por la vida que no encontró más espacio en un mundo lleno de dudas y temores...
ahora nadie le habla y le han llevado a un cuarto solitario, tan solo yo puedo verle y escucharle... sangra día y noche, tose aún mas... todo seguía su cauce mortal si no fuera porque una noche miré hacia el cielo y le pedí al buen dios un instante con él... una luz alumbró mis ojos y sentí que estaba delante del ser supremo... le dije el porqué había tanta injusticia, dolor, maldad en los hombres... ven, escuché por toda respuesta, pero al recordar a esa parte de mí, supe que no debía dejarle hasta el último aliento... y así fue... le vi cómo los hombres le cargaban como un trapo viejo y echarle a una fosa para luego enterrarle... era extraño pues quedé estático por horas como si aún brillaran sus ojos... miré al cielo y volví a escuchar a dios: ven... miré la tierra que me acordonaba y no quise ir con dios... quedé en este mundo llorando mis penas, pero tan solo el recuerdo de aquel loco me llena el corazón por seguir aquí, una sombra entre tantas sombras...