Quema con tu ardiente amor, a mi enamorado corazón.
Me sumerjo, y mi cuerpo se consume en deseo febril.
Tus ojos en brillante resplandor son brasas candentes.
Que moldean mi cuerpo y enervan en alto mi pasión.

Luego llega la calma te conviertes en aroma y suave brisa.
Y mi corazón retumba en mi pecho por tu querida calidez.
Tus suspiros calan hondo en mi espíritu, mente y cuerpo.
Eres la nostalgia suave de un amor al lento atardecer.

Ora tu amor susurra cual manantial de lento remanso.
En él me sumerjo y con ansias y anhelos libo en el.
Eres el vital elemento que corre por mi ardiente piel.
Y en su cristalina corriente me pongo a navegar.

Tu amor es el claro cimiento que se arraigó en mí.
Eres como el hogar de una casa libre y floreciente.
Eres como el ejido fresco que se pierde en el poniente.
Y tú serás la geisha de mi inagotable amanecer.

Ray