Hoy casi me acrimino, le dije al señor juez. Si el desgraciado por poco me atropella, al no respetar la señal de "ceda el paso". Además, el muy infeliz, cuando le grité "cuidado!" se bajó de la 4x4 negra directo a encararme. Era un tacuaco que no ha de haber medido más de un metro y 60. Y me tapó a puros garabatos. Por suerte señoría que yo soy calmao. Si me sacó a mi madre y hasta a mi abuela. Lo tuve a medio metro, gritándome en la cara, respirando su vaho y viendole a los ojos a través de sus lentes ahumados. La camioneta era negra, una Ford de doble cabia, el motor permaneció encendido durante todo el tiempo que duró la discusión. A 30 metros estaba el Hospital, donde suele haber policías. En una mirada rauda, no pude observar a ninguno. Ha 70 metros se encuentra la Fiscalía Local, sin embargo, tampoco se divisavan los pacos. A 100 está la Comirasía, pero nada. Atiné a marcar le 133 de emrgencias, y pedí ayuda a Carabineros. Me dijeron que cuál era mi emergencia. Les dije que estaba a punto de ser agredido por un loco que casi me había atropellado y que ahora había descendido de la camioneta a intentar agredirme. Me indicaron que pronto enviarían una patrulla.

Mientra stanto, el enano me desafiaba; con su boca pestilente, hirviendo en la rabia más obsena que jamas he visto. El cuerpo corpulento y la estatura escaza, hacían de la escena un capítulo patético y ridículo, considerando que mido casi un metro 90 de estatura. Me dieron ganas de correr y de salir de ahi inmediatamente. Después de golpear a mi agresor y romperle la cara. Atiné a quedarme quieto: A marcar el número de emergencia, a confiar en que mi llamada sería disuasiva, ya que informaba acerca de las características del vehículo y transmitía los datos de su placa.

Estuve a punto de acriminarme, señor juez, repetía incansable.

Pero hombre, está bien, si la policía recién llegó después de media hora y Ud. estaba solo, no estaba ni la camioneta ni el hombre, puede decirme ¿qué pasó?, ¿por qué me dice que casi se acrimina?, me requirió el juez de la causa.

Bien señor juez, se lo explicaré: si yo hubiese puesto las manos sobre mi agresor, este hubiese sacado el punzón que portaba en el bolsillo de su jeans. Lo más probable es que me hubiese dado un corte a la altura del cuello o una estocada cerca del corazón. Aunque estábamos frente al Hospital público, no creo que tuviera asegurada una oportuna atención. Considerando que estuve a punto de tomar la decisión, equivocada, de enfrentar en la forma más primitiva a ese conchadesumadre, me hubiese acriminado con mi mujer y con mis tres hijos quienes, por un acto estúpido hubiesen podido quedar hoy sin padre.

P.D.: He guardado el número de la patente de la camioneta y siendo yo abogado, no descansaré hasta lograr que el sujeto sea sancionado.