Trás la larga noche entre amistades de fiesta en fiesta, Inés llegó por fin al hotel.
Pidiendo la llave de su habitación en recepción, se dirigió hacia el ascensor y alcanzando la planta donde se encontraba su amado rincón del descanso, abrió la puerta de éste último.
Una vez en su interior, Inés dió la luz y comenzó a desnudarse.
Se dirigió acto seguido en dirección al comfortable baño y abriendo la ducha se introdujo bajo el vapor de ésta última.
Una vez se duchó, se secó y se puso su pijama, Inés abrió una botella de vino, una botella que compró para beber y olvidar.
Un liquido que tantas otras veces la hizo quedarse dormida sin apendas enterarse, como si de una infusión se tratara, haciendo a Inés conseguir llegar a los sueños que tanta falta la hacían.
Buscando una copa decidió comenzar su viaje por el mundo del olvido, por el mundo de esa droga convertida en vino.
Llenando ésta con aquel caldo rojo profundo, Inés se tumbó sobre la cama y dejó la copa sobre la mesita de noche.
Quiso beber pero no pudo en verdad, el agotamiento fué superior y esos sueños empezaron a hacerse realidad antes de lo que ella pudo en verdad imaginar.
La cálida luz de la lámpara de la mesita se quedó encendida, pero a Inés no la importó, su ojos se cerraron igual que si estuviera apagada.
El resto de esa noche pasó y el alba tornó rosada la luz del sol en un nuevo dia.
De pronto el móvil de Inés comenzó a emitir un zumbido.
El zumbido continuado hizo que Inés se despertara.
Se levantó de la cama y digiendose hacia su bolso, abrió éste, extrayendo el móvil de su interior.
Era una llamada de Casimiro, el hombre con el que tuvo una intensa relación de tres años, una relación que estaba llegando ahora a su fin.
Casimiro era una persona muy sensible y con una gran humanidad, una persona que la amaba a ciegas y que por circunstancias de la vida, se encontraba en estos momentos en serios problemas, unos problemas que no le dejaban avanzar en su proyecto junto a Inés como pareja.
Inés respondió a la llamada y Casimiro con la voz crispada gritó: "Por favor Inés, vuelve conmigo, no me dejes así, sabes que te amo y que te he dado todo lo que hay en mi corazón solo a tí".
Inés espero a que Casimiro terminara y comentó: "Cariño yo no te dejo, de una forma u otra siempre estaré ahí contigo, pues has sido el hombre que me lo has dado todo, pero debo retomar una nueva senda en mi vida y a tu lado me es imposible seguirla".
Hizo una pausa y escuchó a Casimiro llorar, ella comenzó a encontrarse muy mal, en la garganta se le iba formando un nudo de angustia, un nudo que no la dejaba tragar.
Inés con tono de amargura y un gran esfuerzo dijo: "Lo siento querido, ahora no puedo hablar, te llamaré más tarde".
La comunicación se cortó y Casimiro entró en un estallido de dolor, un dolor que no podía aliviar con nada, tan solo el recuerdo imborrable de la vida al lado de aquella mujer era lo que Casimiro podía tener por el momento.
Como dicen, el tiempo lo cura todo, un tiempo que en algún momento volverá a ambos en amigos para siempre, dos personas que pasarán del amor de pareja a la amistad, de la convivencia a la armonía de una vida diferente y un tanto especial.
Escrito por Carlos Them
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