Perdida va en la noche estrella acechando suave cobijo hallando sin reproche en mi mano escondrijo enfundando todo su regocijo. Sumisa se recuesta en el hueco de mi plácida palma por presentir funesta apagar crujiente alma y conseguir así su dulce calma. Queda en negro carbón destiñendo su individual blancura manto a mi conmoción, sueño de una hermosura con su aura que destella a mi figura.
Texto agregado el 04-10-2011, y leído por 300 visitantes. (11 votos)