Saludos, terráqueos.

Llevo ya tiempo suficiente en su planeta para sacar mis primeras conclusiones. No voy a alargarme mucho contando mi historia, tal vez lo haga en otra ocasión. Vine porque mi pareja marciana (en nuestros términos no cabe hablar de él o ella), quizá aburrida de milenios en forma de energía, visitó la Tierra me envió un mensaje de que se quedaba aquí, lo pasaba muy bien escribiendo en esta página, y no quería saber nada más de mi (tantos milenios juntos y nunca termina uno de conocer al otro).

Tenemos la capacidad de ocupar cuerpos humanos para poder interactuar, así que eso es lo que hago mientras la busco. Y de paso intento entender que es lo que tiene el ser humano para que prefiera estar aquí antes que conmigo. Y sigo sin entenderlo. He podido experimentar toda clase de sentimientos: amor, odio, ira, frustración, misticismo, hambre, sueño, necesidades fisiológicas… Tengo muchos conocimientos acumulados por todo el universo pero no me sirven para catalogaros. No puedo comprender como son capaces de hacer las cosas más maravillosas y realizar los actos más abyectos.

Con una capacidad infinita de amar, de crear arte que hasta a un marciano emociona (y he visto las maravillas del universo), y sin embargo se empeñan en ser infelices. Y ya no hablo de a nivel global las guerras que hacen, o las injusticias en sus sociedades, la intolerancia, el fanatismo religioso, etc. Lo que realmente me aterra es como pueden hacerse daño los unos a los otros a todos los niveles: físico, psíquico y emocional. ¿Por qué cuando alguien es feliz hay otros humanos que intentan destruir esa felicidad? ¿Por qué tanta mentira y falsedad? ¿Por qué ese instinto de autodestrucción que he observado en algunos de ustedes?

Son conceptos que escapan a mi comprensión. Y sin embargo admito que hay algo irresistible en ello, en esas pasiones que desencadenan, positivas y negativas. Así que tendré que seguir con mi estudio. Tiempo no me falta, hasta el fin del universo. Espero que no se extingan demasiado pronto para llegar a alguna conclusión.

Y si por casualidad alguien encuentra a mi pareja marciana escribiendo algún texto por aquí, avísenme en mi libro de visitas. Creo que algo de ustedes me ha contaminado y como dirían por acá: aunque la odie aún la amo (al estilo marciano, claro).

¡Tlalam!