Tuve una revelación con Dios. Yo estaba muerto en una caja, a mí mismo me veía, pero los que lloraban por mí no me veían (era mi espíritu desandando).

Luego Dios me dijo: “A los tres días te llamare y te levantaras”. Más tarde me iba elevando al cielo y Dios dijo que le dijera adiós al mundo tan corrupto y lleno de maldad, que parecía el infierno. Las nubes me tapaban y cuando llegue vi el cielo desde lejos, todo era de blanco, parecía a ver visto un paraíso con muchas habitaciones, como si estuviese en otra dimensión, también veía a los ángeles caminando en fila vestidos de blanco. En ese momento me había sentido muy feliz.

Al poco rato me llevan a una casa blanca donde habían personas, no ángeles (se me parecía el purgatorio, aquí están las personas que murieron igual que yo, y no habían resucitado todavía). Una señora me condujo (representaba a la Virgen María) y me dijo: aquí están las personas que no han llegado al cielo aun. Ellos estaban sentados en butacas parecidos como si fueran a recibir clases (en mi pensar debe ser la clase de cuál era la forma para entrar al reino de los cielos). Dios me encomendó cumplir tres misiones. La primera es cuando la mujer me dijo por obra de Dios: “Puedes conseguirte una sola pareja”, (es decir me presento muchas mujeres y que solo escogiera una) fui a buscar la primera no quiso y la segunda si me acepto. Misión cumplida.

Después de esto encontré a un hombre (representaba a Jesucristo, el mismo Dios) sentado en una silla, había una mesa (que viene siendo la mesa de la ultima cena, pero estaba vacía), y una nevera (era la fuente de agua), por el cual yo tenía sed. Me dice el hombre: “Bebe del agua que da la vida eterna”. Luego abro la nevera el agua estuvo corriendo como una fuente, choreando. Extiendo la mano y bebo (esta fue la segunda misión que Dios me mando hacer, está hecha). Le digo al señor: me siento un poco triste. El me consuela: “No te sientas triste que estoy junto a ti, aquí encontraras la verdadera felicidad”. Al instante se me quita la tristeza (tercera misión cumplida).

Veo más tarde a dos muchachos molestando, dice Dios: “Hay de aquel que haga caer a uno de estos más pequeños, los mandare a la tierra, allí será el llanto y el rechinar de dientes”. Se abren las dos tumbas de los dos jóvenes y regresan. Luego Dios me dice: “José, no te preocupes tú te quedas aquí conmigo” (Dios me dijo que me quedara porque ya cumplí con las misiones que él me encargo).

Mensaje: Cuando despierto de mi sueño me pude dar cuenta de que para entrar al reino de Dios no es tan fácil, debemos de tener un alma limpia y pura sin una mancha de pecado. El que muere con Dios está en paz para siempre y tiene vida infinita, en abundancia, que no tiene fin. (Las palabras que están entre comillas quieren dejar dicho que son para reflexionar profundamente). No es un relajo, esta revelación es algo enserio que estuve con Dios. Tengo que llevar a cabo estas misiones que Dios me ha puesto, no solo en el sueño, sino también en la realidad.