Alguien llegó esta temporada. Dos o tres conversaciones juegan muy a su favor. Me abordó ese anhelo humano de asignar un nombre, una palabra que la defina (o que lo intente). En mi cabeza, justo al lado de su rostro ha rondado ¡Sensible! Ajusta bien a su cuerpo, es perfecto para su alma; ternura y valentía; su rostro y su cabello me confrontan; me dibujan lugares que siempre quise conocer, voces que siempre quise escuchar. Atónito, intento traducirlos; no es fácil. Quien trata de describir un sol debe cerrar sus ojos. Los cierro, veo lo mismo que cuando están abiertos, su rostro y su cabello me confrontan ¡Sensible! Gusta del sol y de la lluvia, se extasía con los atardeceres, sonríe con estas letras tan sencillas.

Hay momentos en que el destino se despierta con ganas de jugar “escondidas”. No sé si me ha encontrado o si lo estoy buscando. En la mesa de al lado, una niña preciosa me regala un instante de su vida. Apenas la conozco, pero presiento que pronto invadirá hasta el más pequeño de mis huesos.

Para Susan, agosto 29 de 2011.