No podía preguntarle más ¿Qué respuesta esperaba realmente? Ninguna que él pudiera darme acabaría con ese mar de dudas que arrasaban mi cerebro, mi mente y, poco a poco, el corazón. Quería gritarle, tal vez un golpe, un golpe que me dolería más a mí, que le quitaría un poco de culpa a él. Quería también besarlo y demostrarle que mis labios estaban dispuestos a perdonarlo, que me dejara amarlo una vez más, amarlo como aquella primera fugaz primera vez.
[…/…]
Fue aquel acertado sueño que tuve mientras viajaba a Galway el que me despertó con un deseo enorme de estar en sus brazos… de tenerlo en los míos. Se hacía de noche y no eran sino las cinco de la tarde ¿Acaso la luna conocía la tristeza que llevaba en el alma y quería estar cerca de mí? ¿O sería el sol que me había dado la espalda? Cuestión de perspectiva.
Caminaba por Galway imaginando que caminaba con él, de su mano, de su brazo… A su lado. Y de pronto la verdad me caía helada como las gotas de lluvia que se confundían con mis cálidas lágrimas. Pasaba los días absorto en mis pensamientos y me aferraba a una idea absurda de que se presentaría de nuevo aquella oportunidad en la que por fin volveríamos a estar juntos, planeaba mil y un formas de – Te voy a olvidar Antonio… Sé que te voy a olvidar.
Las semanas llegaron a ser mi consuelo, mi resignación, mi ingreso a las segundas oportunidades. Alex, Jairo, Michael y Jeongcheol , mis compañeros de departamento, comenzaban a ser verdadera parte de mi vida. Aprender a conocerlos, a temerles o a reírme de sus locuras alimentaba lo poco que quedaba de mi voluntad.
- ¿Cómo lo conociste?
- Eso ya no importa Alex.
- Importa porque te veo mal, no logras concentrarte. Simplemente no eres aquella persona que salió de México con un montón de sueños en las bolsas.
- Creo que necesito un tabaco.
- Está lloviendo.
- Tal vez necesito mojarme un poco también.
Quizá debí confiar en Alex, quizá necesitaba arrancarme ese peso de encima y hacerle saber mi dolor, mi torpeza, mi impotencia…
El clima y el tiempo había vuelto a mi corazón un témpano de hielo, aprendí a jugar con mil y un técnicas que sólo satisficieron mi necesidad de no estar sólo, de no pensarlo, de no imaginarme siendo suyo o haciéndolo mío - ¡Dios, cómo extraño sus besos, su olor a tabaco…!
- ¿Qué estás haciendo con tu vida?
- Tranquilo Alex, tengo todo bajo control.
- ¿Dónde vas?
- Drama Soc. tonight. No te preocupes, esta noche no habrá alcohol de por medio.
- ¿Lo prometes?
Me acerqué a él, y es que en estos meses Alejandro se había vuelto en mi hermano, mi confesor, simplemente mi paño de lágrimas.
- No creo en las promesas Alex.
Salí de la habitación y emprendí mi camino a través del rio Corrib que a la vez le daba nombre a la residencia en la que habitaba; La lluvia era ligera, la noche comenzaba a caer sombre mi piel como dulces capas de escarcha. Escuchaba el correr del agua en el rio y locamente me enfrentaba a mis obsesivas ganas de arrojarme desnudo para volver a sentir mi piel... Obligar a mi corazón a latir con fuerza.
- ¿Verdad o reto?
- Verdad.
- ¿Crees que tú y yo llegaremos a estar juntos toda la vida?
- Creo que sólo es cuestión de tiempo, voluntad y tres gotas de amor en una taza de café cada mañana… Acompañadas de un buen cigarro, claro está.
- Te amo.
- Yo más Toño, te he amado desde antes de saber que mi conciencia comenzaba a amarte.
(…)
- ¡¿Verdad o reto, maldita sea?¡
- ¡¿Qué más quieres de mí Erick?!
- Quiero saber qué pasa contigo.
- ¿Sabes qué? necesito un cigarro, necesito estar lejos de ti, necesito pensar… (Sacaba con dificultad un cigarro de aquella cajetilla gastada por nuestros antiguos arrebatos de amor) necesito sentir que…
- ¿Sentir qué?
- Sentir que aún podemos estar juntos…
(…)
- ¿Verdad o reto Erick?
- No deberías llorar…
- Cómo no llorar si estoy a dos malas decisiones de perderte para siempre.
- ¿Sabes qué pienso? Que tal vez esas decisiones que mencionas ya fueron tomadas.
- No, no, no…. Simplemente considera una oportunidad de escucharme, aún tengo tanto que decir.
[… /…]
-¿Es hermoso no?
Y entonces volví al presente de golpe...
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