Estoy mirándola de frente,
mantengo mis esperanzas
de apreciarla toda entera,
y en su recato femenino
me oculta sus encantos.
La noche es triste sin ella,
surgen sombras veladas.
La codicia de poseerla,
sabiéndolo imposible,
de mí con furor se apodera.
Aunque sea breve su huida
insoportable es no tenerla.
La esencia de su encanto
se pierde en el reflejo negro,
dejando soñados deseos.
Tristeza produce su abandono.
Igual no quito los ojos del cielo
deseando que pronto acabe,
el último eclipse de luna.
Texto agregado el 24-09-2011, y leído por 353
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
25-09-2011
Después del eclipse siempre regresa la luz. Bellísimo poema. Mis***** Beticita
24-09-2011
¡ Ya es tarde...! malayo
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