Lloras y enjugo tus lágrimas intentando contener las mías, aparentar ser más fuerte de lo que soy, jugar a ser la mayor, la madura, la que siempre tiene las ideas claras, el paso firme... No quieres perderme, dices, y juras que me quieres.. de nuevo. Tras dias de distanciamiento, de no devolverme las caricias, los besos... de tener el cariño en standby. Juras que me quieres, y lo peor es que te creo.
Te creo, aun sabiendo que cuando cruces esa puerta volverás a ser de ella. De esa que no te conoce, por cuyo amor hoy lloras y que te aborrece. Aquella que en lugar de consuelo te ofrece hastío, y en vez de risas un quebranto. De ella, que no valora cuanto eres y se enfada, por cualquier cosa. Esa que sin paciencia ni cariño quiere, te posee y tú te dejas.
Serás de ella, siempre de ella. Mas cuando ansíes amor certero, amor del bueno, vendrás buscándome. Buscando el calor de este pecho que, en su abrazo, ampare algo más que ese pequeño cuerpo que te abarca. Porque sabes bien que seré incapaz de negártelo, aunque debiera.
Debiera -quizá- dejar de compartir contigo mi trocito de cielo, mi pequeño paraiso, dejar de ofrecerte una vida amable, todas las facilidades. Debería dejar de llenarte la vida de flores, de limpiarte el camino de piedras. Debería dejar de volver a derramar mi ternura sobre tu piel... al menos por este día.
Este día gris y triste me duele. Me hace daño por tanto cariño sin nombrar, tanto amor sin firmar. Duele pensar qué puede ser lo que en mi veas, a parte de mi pasión y mi edad. Aunque tal vez sea cierto, cuando nombras lo que quieres en mi, sigue dando miedo saber que tal vez no es eso lo que sientas.
Y mañana, mañana volverás a irte aun estando fisicamente aquí. Volverás a mirarme desde lejos, a asegurar que no me quieres -no de esa forma- y sin embargo no podrás estar sin mi. Volverás a ser de otra, estando conmigo. Volverás a ser la suya, compartiendo el espacio conmigo. Pero eso, ya no importa.
Hoy déjame seguir conformándome con tener besos a escondidas, tus retráctiles caricias, con el amor que le sobra a tu tierno corazón. Que ya mañana volverás a ser la de siempre -no la mía-. Volverás a quererme como a todas, sin saber quizá que ésta fue la última vez, que esa TÚ tranquila y feliz que eres conmigo... no regresará jamás.
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