Las Francesas
♪♪Pobre gente de Paris
no la pasa muy feliz...
y aunque no se quiera creer,
debe ser verdad...
Porque hombres y Mujeres
solo piensan en amar y
muy poquito en trabajar...
todo es descansar.♪♪
Lo cantaban los Cinco Latinos
Mi fijación con las francesas viene de cuando yo no tenia los trece años, Doris no me había --- en buena hora --- robado mi virginidad y era un niño ligeramente gordito, un poco mas alto que otros niños de mi edad que le enviaba cartitas a Papa Noel --- hacia tiempo que no creía en el, pero me gustaba recibir juguetes --- en la ultima Navidad me trajo una bicicleta contra-pedal que yo usaba para ir de paseo a San Isidro, con guantes de cabritilla robados a mi mamá para impresionar a las chicas de la alta sociedad, en la segunda o tercera vez que fui al Ovalo Gutiérrez conocí a Cotty... una preciosa criatura, igualita a la estampita del Ángel de la Guarda que colgaba en la cabecera de mi cama, de unos doce a catorce años, pelo rubio, ojos color del tiempo, espigada, piel bronceada, de voz cristalina y sobre todo con un dejo encantador al hablar, era hija de un funcionario de la Embajada Francesa en Lima y a mi parecer el sumo de todas las mujeres... la justificación del amor eterno. Fui repetida veces como quien no quiere la cosa para buscarla, conversamos de mil cosas, le conté un millón de mentiras, pero nunca paso nada... Éramos animales de diferente pelaje, ella una gatita de Angora y yo apenas un gato techero.
Desde entonces cada vez que escucho hablar a una mujer con acento francés me vuelvo loco y recuerdo aquel amor fracasado que murió al nacer o tal vez nació muerto.
Mi segunda experiencia con las Francesas fue menos romántica pero mas perfumada, cuando ya tenia catorce años, antes de nuestro viaje de Gitanos a la Selva Amazónica, el Colegio Emilia de Nosiglia --- donde yo estudiaba --- le gano un partido de fútbol al Colegio Guadalupe en el Estadio Nacional de Lima, luego del encuentro deportivo se origino un encuentro a golpes por las calles de La Victoria, que fue a terminar en las ultimas cuadras de Jirón Huatica... donde las prostitutas Francesas --- que realmente eran Croatas abandonadas a su suerte por el Gobierno Peruano --- para enfriar los ánimos nos arrojaron agua sucia de las palanganas que usaban para lavar la herramienta de trabajo... repito una vez mas --- aunque no venga al caso --- que yo nunca tuve negocios con estas señoritas y solo estuve tentado una vez con una puta china, por que quería resolver de una vez por todas el misterio de la horizontalidad del instrumento de las Asiáticas.
A la tercera francesa que conocí... si me la tire, transcurría el mes de Diciembre de 1959, al salir del Correo Central en Lima, me encontré con Carola --- una chica que había conocido en Pacasmayo --- que estaba acompañada de una trigueñita de cuerpo escultural.
- Hola Arturo... ¿Como estas? Me saludo, a lo que yo respondí con el:
- ¡Muy bien! de reglamento.
- Te presento a Susset, una amiga de Francia.
- ¡Tanto gusto! Le dije de acuerdo al libreto.
- ¿Como estas? Con un dejo francés que me removió los conchos y trajo a mi memoria a Cotty y toda esa vaina, produciendo un amago de erección instantánea --- como el NestCafe --- que logré disimular.
Ese día me olvide del trabajo y de todo lo de más e inicie un plan de seducción tan evidente que Carola se las arreglo para dejarme a solas con la francesita y terminamos bailando cachete con cachete en el Neptuno, con el acuerdo de encontrarnos con Carola a las doce --- como la cenicienta --- en el TipTop.
Cuando estábamos bailando un bolero, tu sabes: un paso para la derecha el otro para la izquierda, barriga con barriga... ella sintió mis intenciones que yo no intente disimular.
- Tu lo que quieres es sexo. Me dijo francamente, como no soy ningún cojudo le respondí.
- ¡Si!... ¿Y tu?
- ¡También!
De esta manera... sin mentiras, ni promesas tuve uno de los mejores polvos de mi vida, fuimos al cinco y medio, a las dos horas nos botaron por escandalosos y a las doce de la noche la devolví al cuidado de Carola... definitivamente la mujer francesa tiene un je non se qui que la hace única para el sublime ejercicio.
Desde entonces el escuchar a una mujer con dejo francés, producía en mi erecciones kilométricas; lo que ocasiono algunas situaciones embarazosas, pero sirvió para mostrar mis atributos en su mejor forma.
La cuarta oportunidad fue en una fiesta celebrando al cumpleaños de una empleada, que oí a una chica con el acento de marras... lo que produzco la consabida erección.
Inmediatamente la invite a bailar, ella noto mis intenciones, se pego a mi vientre, sentí la aceptación de parte del suyo, nos jabonamos los tres minutos del bolero, pero no paso nada al enterarme que no era francesa... era gaga y tenia frenillo.
Afortunadamente cuando con Laly en Agosto del 2000, estuvimos una semana en Paris ya se me había curado la fijación y no hubo erecciones innecesarias... ni papelones.
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