El león no es como lo pintan,
su rugir no muestra más fiereza
pues dejó de lado su reinado
al ver su espíritu quebrantado.
El gigante se venció por un enano
que le puso una carga insoportable:
le recordó sus errores y sus faltas
e hizo que olvidara su grandeza.
El cielo entristeció por que el sol se fue,
llora en la noche tintineantes lágrimas.
No desea ver el oriente y contempla
un día muerto, despreciando al siguiente.
Pueden romper tus huesos,
pueden callar tu boca
pueden robarte el aliento;
pero eso que ves en el espejo...
¡Eso jamás te lo podrán quitar!
Texto agregado el 22-09-2011, y leído por 171
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