Querida Sofí:

Miro mi cara en el espejo y ya no tengo esa cara radiante con ojos brillantes que tenía cuando estabas en mi vientre, en su remplazo marcas de tristeza alrededor de mis labios y ojeras ennegrecidas.

Intento sonreír para convencerme a mi misma que lo puedo lograr, pero solo obtengo lagrimas, debo ponerme de pie para volver a la vida rutinaria que tenía antes que vinieras tu a llenarla de sueños y hacer más llevaderas las horas laborales,imaginando que ropa te compraria, el momento en que vinieras, tus primeras palabras y los paseos que tendriamos de la mano por la playa con el papá.

Te cuento que tu padre también te extraña mucho, me lo dicen sus ojitos cuando hablamos de ti, pero como es el papá y siempre se hace el fuerte y me dice que todo irá bien, le sonrío mientras me dice esto pero me pregunto ¿cómo aguanta el nudo en su garganta? Yo no puedo es el que me hace llorar sin parar, el que me despierta llorando por las noches mientras en sueños intento retenerte a mi lado.

Lo único bueno que podríamos sacar de tu ausencia son las ganas de que vuelvas a nosotros, y esperamos con ansias el tiempo en el que el médico nos diga que podemos esperarte nuevamente, no nos daremos por vencidos hasta tenerte en nuestros brazos y poder mirar tu carita…

Te amo mi Sofía.