En complicada situación te han colocado,
luego de años de reclamar por tus derechos,
de una esclavitud ancestral te han rescatado
elevándote en un pedestal, insatisfechos.
Te quieren elegante y femenina en el andar,
pero no coqueta y casquivana en el mostrarte,
prudente, sumisa y cauta al abogar,
obediente, mansa y dócil al encuadrarte.
Que seas respetuosa y comprensiva pretendiente;
como esposa, abnegada, fiel y confiable,
que tengas atributos, pero no los muestres abiertamente,
que tengas hijos, sin que tu talle se vuelva abominable.
Que seas una virginal prostituta en la cama,
e inocente santurrona frente a amigos o en la sala.
Que realices los quehaceres toda la semana
y cuando te desean, seas toda una chavala.
A la hora de la mesa, experta en la cocina,
pero para el café, dulce y perfumada.
De los deseos del marido, adivina,
pero tus ilusiones dejes abandonadas,
Que tengas cualidades y dotes de ejecutiva,
y aceptes ser por hombres postergada.
Que como empleada, seas sumamente activa,
pero no reclames si te sientes abusada.
Como profesional, llevarte el mundo por delante,
pero nunca al hombre que te lo reconoce,
porque puede resultar muy aberrante
lastimar el machismo con un roce.
Que vistas en forma alegre y a la moda,
pero que no gastes en ello los ingresos.
Que el alcohol te ponga alegre y no beoda,
que solo al macho se le reservan los excesos.
Si eres ninfómana, debes abstenerte,
esforzarte hasta el delirio, si eres frígida;
si eres bisexual permanecer inerte,
si eres normal, no poner cara de aburrida.
Esta cuestión de género no ha zanjado el laudo.
Complacientes, reconocen todo tu feminismo,
siempre y cuando esté a buen recaudo
y no haga mella en el hombre, de su absolutismo. |