Hoy despedí a la madrugada y desperté el amanecer, recostado a la baranda disfrutando una taza de café. Me levanté respirando simetrías, sin importarme lo irreconcileable. y a mi alrededor un gran coro formado por voces de soledades. Me dejé deslizar a mi mundo el que no es de realidades, en el que nunca estoy solo, el de mis fantasmas adorables En mi mundo no existe el tiempo se proscribió el reloj intolerante un anciano puede ser niño pasado y futuro son inmorales. Allí abrazo a mis sueños y recuerdos, bebo de su fuente inagotable que calma mi ansiedad de apuros, me colma de pensamientos inspirables. A veces me encuentro con un olvido que había logrado, de mi vida, eclipsarse humedeciendome con su viejo perfume y llevándome a remotos instantes. En mi mundo hay un rincón sagrado que visito para que mi alma venere es el refugio de mis poetas muertos la guarida de la poesía insaciable.
Texto agregado el 15-09-2011, y leído por 92 visitantes. (1 voto)