Profundizando el silencio de la lluvia,
después la siembra,
nos marchamos del universo
como pasajeros de lo nuevo
en una pasión que perdura
a fuerza de milagros veniales.
Simplemente, menos palabras,
solo dejar volar ilusiones.
Y, de vez en cuando, una sonrisa,
en la inmensidad imposible
de nuestro juego perfecto,
que te ofrenda y te celebra
en tu condición de mujer.
Texto agregado el 14-09-2011, y leído por 344
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