Pobre mujer estaba tan preocupada por el calentador que no encendía, pero lo que realmente era prioridad era el ir inmediatamente a comprar la despensa si no que les daría a sus hijitos de comer, ni modo que otra vez comieran puros frijoles, total se tendría que bañar con agua fría y como el baño tenia goteras llamaría mañana al plomero, al fin ya el sábado estaría el flojo de su marido, como siempre echado vestido de pans y con su chamara de mezclilla azul, el creía que se veía galán, pero a sus cuarenta solo parecía una caricatura de adolescente, ya era tarde y ella seguía con las mayas puestas, como fue lo primero que saco del cajón del closet, pues ni modo eso se enjareto para ir al zumba, pero cuando pensaba en sus dos pequeños ángeles se le iluminaba el rostro y el corazón, por ellos era capaz de todo hasta de aguantar al haragán de su marido, total tendría que pedir prestado para completar la quincena, y como a su comadre le convenía ya que era socia de la caja, con un módico interés y terminaba bien la quincena, fue directo al archivero a sacar su libretita donde anotaba sus números telefónicos y telefoneo de volada a su comadre.
Terminando se fue directo a lavar los platos, se dio un baño de agua helada y salió de volada al súper y a ver a su clienta de home, ya que no podía darse el lujo de no volver a meter pedido o la corrían, y con lo que pesaba la cajota del producto , ahí va la pobre Carmen a la carrera para completar para la comida para llegar a tiempo por sus niños y se le olvida que quedo con Juanito de llevarle los desechables para el convivio, pero con tanto trajín como se iba a acordar……