Escribo esta carta para que todo el mundo sepa la verdad, mi verdad. Esta es mi última petición antes de morir...
Todos piensan que soy un depravado, un maldito sin compasión. Pero se equivocan, yo no soy lo que creen.
Faltan sólo un par de horas para que me lleven a esa silla, hace ya mucho que le perdí el miedo. Estoy tantos años encerrado en esta celda, que me da igual todo lo demás.
Quiero que el día que ya no esté, esta carta sea leída en un canal de televisión, si es posible en el más prestigioso, en CNN si es posible. No me importa si pedirán dinero por ella, ya estaré muerto para entonces. Sólo pretendo que intenten considerar lo que yo siento. Quiero que todas esas familias que ven la tele a las diez de la noche, mientras cenan, vean y se horroricen más de lo que están de sus aburridas vidas.
Yo no entiendo por qué me odian tanto, si ni siquiera me conocen. Acaso aquel estúpido era hijo de ellos... sólo lo era de una familia mediocre de clase media, la cual ni se preocupaba tanto por él antes de lo que pasó. Malditos depravados, porque son ellos y no yo, los depravados. Ellos dejaban que saliese sólo de la casa, no lo atendían cuando lloraba por algo... Y ahora se quieren jactar de ser los padres más buenos del mundo, los padres ejemplares.
Y hablo en presente, porque hace poco han salido en la tele, diciendo que están de acuerdo con mi ejecución, que ya era hora que pagase por mi culpa. Me río de ellos, ni siquiera pudieron cuidar de su hijito y quieren venir a ser los santos de esta historia.
Será mejor que termine rápido, no quiero quedarme sin cenar y he pedido un plato exquisito, al ser mi última cena, creo que me merezco algo muy bueno. Así que me van a traer de entrada un suflé, de segundo un plato de camarones y de postre, algo de helado, eso para que sepan que me acuerdo del niño...
Yo tenía mis razones para haber hecho lo que hice. Y como siempre he dicho, no me arrepiento de nada.
De eso no voy a hablar, ya que reiteradas veces lo he afirmado y ya me cansé un poco de eso. Ese niño vivía atormentado del mal trato de sus padres, pedía a gritos que alguien lo salvase. Yo sólo hice lo que cualquier persona en mi lugar, pues vi todo. Acuérdense que era el jardinero de la casa, así que estaba enterado de todo. Yo veía cómo sufría cada vez que sus padres se largaban de viaje y lo dejaban solo con esa idiota de niñera que tenía. Por favor, ¡a quién quieren engañar!, era obvio que Brian necesitaba salir de eso. Sólo fui su salvador en esta historia.
No quiero que vayan a decir después que no traté bien al muchacho, al contrario, siempre quise lo mejor para él.
No voy a olvidar aquel encuentro tan maravilloso que tuvimos los dos esa noche, mientras su niñera se acostaba con su novio. Es mentira que ese chico no estaba en la casa, pues se podía escuchar desde el cuarto los ruidos muy sugestivos de ella...
Si maté a Brian fue por culpa de él, no sólo se lo había buscado desde hacía mucho tiempo atrás, también se puso muy agresivo conmigo y eso no me gustó nada. Qué más quería este niño que le estaba haciendo un favor y de paso le enseñaba algunas cositas, las cuales se iba a perder...
Quede claro que yo lo hice con las mejores intenciones y que los verdaderos criminales y los que deberían de estar aquí son los padres de él. Ellos son los culpables de la muerte de su hijo y ahora de mi muerte.
Así que todo el mundo sepa que yo sólo fui una marioneta, alguien a quien acusar de todas las aberraciones psicológicas que le habían producido al muchacho, esos miserable ahora llamados padres. Los maldigo desde donde quiera que esté.
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