Tijuana BC. Sep. 2011. Si el siglo 20 empezó en 1918, ¿cuándo finalizó?

Existe quien alega que un siglo empieza no en el primer año del mismo, sino que ocurre cuando un evento extraordinario marca un estallido con el siglo recién terminado.
He conocido personas que opinan que el sigo 16 no empezó en 1500, sino en 1492, cuando el 12 de octubre de ese año Colón descubrió lo que para los europeos fue un nuevo continente y marcó lo que se conoce como la Edad de la Exploración.
La colocación de América en los asuntos e intereses de las monarquías de Europa, transformaron al Viejo Continente y convirtió a España y Portugal en fortalezas mundiales gracias a las riquezas que les proporcionaron sus nuevas colonias americanas.
No se puede imaginar al mundo actual, sin una América con influencias de Europa y una Europa con un pasado colonial que realmente empezó en el Nuevo Mundo.
Hay quienes afirman que el siglo 17 empezó en 1603, año en que murió la reina Isabel I de Inglaterra.
En cambio, otras voces, indican que fue en 1607, cuando en el actual estado de Virginia se fundó Jamestown, la primera colonia permanente de lo que hoy es Estados Unidos.
El siglo 18 empezó, para algunos analistas de la historia, en 1714 al concluir la Guerra de la Sucesión Española, que desde 1701 enfrentó a la mayoría de las potencias europeas.
La guerra en su momento también evitó que España y el Sacro Imperio Romano (Austria) se unificaran bajo un monarca Habsburgo.
Al concluir la hostilidad europea, se había evitado la creación de un súper reino, fuera éste Borbón o Habsburgo.
Si se calcula la duración de un siglo por los eventos importantes que significan un rompimiento con el pasado, el 18 fue sumamente breve y el 19 sumamente largo.
Algunos fijan el inicio del 19 en 1776, año de la declaración de independencia de las 13 colonias inglesas de Norteamérica.
Primera y verdadera república democrática, federal y representativa del mundo moderno.
En cambio, otras voces, opinan que el 19 empezó en 1789, con la Revolución Francesa que acabó con la milenaria dinastía de los Capetos fundada en 987 por Hugo Capeto, primer rey de los francos, y que favoreció, 20 años después, las guerras de independencia de la mayoría de las colonias españolas de América.
El siglo 19 no concluyó en 1900, sino hasta que terminó la Primera Guerra Mundial, el 11 de noviembre de 1918.
Durante los poco más de cuatro años que duró este conflicto, no solo murieron casi 20 millones de personas sino que desaparecieron para siempre los imperios alemán, ruso, austro-húngaro y otomano, surgió la ya muerta Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas, se crearon nuevos países europeos como Austria, Hungría, las ahora difuntas Checoslovaquia y Yugoslavia, Estonia, Finlandia, Letonia, Lituania y Polonia, se independizaron países que formaban parte del Imperio Otomano, como Grecia, y las colonias de los imperios despedazados pasaron a formar parte de los vencedores de la guerra.
Si el siglo 20 empezó en 1918, ¿cuándo finalizó?
Unos historiadores aseguran que fue en diciembre de 1991, año en que se disolvió lo que hasta entonces fue la segunda potencia militar del mundo, la URSS, casi dos años después de que cayera el Muro de Berlín y empezaran a proclamar su independencia muchos países que la formaron, así como las naciones supuestamente independientes de Europa Oriental que desde el fin de la Segunda Guerra Mundial fueron satélites de la Unión Soviética.
Hay otro grupo que opina que el siglo 21 empezó el 11 de septiembre de 2001 cuando terroristas fundamentalistas musulmanes destruyeron el World Tarde Center de la Ciudad de Nueva York.
Aquella mañana del 11 de septiembre del 2001, era martes, cuando un avión de pasajeros se estrelló contra la torre Norte del World Trade Center.
¿Qué pasó?... ¿Qué está pasando? Ésa fue la pregunta, la interrogante sin respuesta, que todo mundo se hizo durante aquellos minutos alucinantes y funestos.
Todo mundo se quedó sin aliento, desorientado, desconcertado al ver desplomarse, una a una, las 110 plantas de cada una de las torres gemelas, como si su demolición estuviera perfectamente planeada.
El escenario aturdió a todo el mundo: Escándalo, llamas, humo, rostros acorralados por la muerte; gritos, caídas al vacío, huesos y sangre; derrumbes, ceniza enceguecedora, catástrofe, caos…
¿Qué está pasando? Tras las miradas al infinito, la incredulidad y el desvarío, vino el espanto. “America under attack!”.
Tras el derrumbe, se asomó el silencio y, con él, las lágrimas que surgen de lo más hondo de las entrañas cuando una se siente desgraciada.
El extremismo, el radicalismo y el fundamentalismo habían sembrado la muerte cerca de la Estatua de la Libertad.
Por primera vez, la América de Walt Withman, había sido agredida, insultada por una fuerza desconocida.
Al fanatismo, Bush le respondió con más fanatismo: “El señor está con nosotros”.
Después vino la venganza, las represalias, las invasiones militares sin método ni estrategia.
Todos se convirtieron en sospechosos.
Todos se sintieron vulnerables a una agresión extranjera.
Toda la vida se vio invadida por los códigos de seguridad naranjas y rojos.
Todo cambió.
El martirio para cruzar las fronteras se tornó insoportable: Más colas, más revisiones, más vigilancia.
Los viajes por avión se transformaron en un viacrucis de filas, controles y peligros supuestos o reales.
Fue un martes cuando el imperio inició su ocaso, cuando el oro y el petróleo empezaron a subir a precios descomunales; cuando el país, del superávit pasó al del déficit y las deudas impagables.
Cuando sus habitantes se volvieron más desconfiados y recelosos del sistema financiero del país capitalista por excelencia.
Fue un martes, de un 11 de septiembre, cuando el fundamentalismo cambió el rumbo del mundo.
Personalmente pienso que el siglo 21 empezó con la caída de la URSS.
Desde BC, mi rincón existencial, donde reflexiono que: Esto no significa que le quite importancia al terrible ataque terrorista, evento que destruyó cualquier sentimiento de seguridad que en un momento se generó alrededor del planeta al esfumarse la amenaza de una guerra atómica entre EU y la URSS.
Andrea Guadalupe.