Te sueño arrodillada ante mi como adorando a una deidad. Acaricias con tus manos allí para verlo erguirse con ansiedad Y entonces, con tus labios carmesí cual guante, lo abrazas con suavidad para ver en mis ojos el frenesí cuando te veo gozar mi virilidad. Insistes con ritmo hasta el final y al oir mis lamentos y gemidos reconoces que pronto voy a acabar Tus labios sonríen con gesto triunfal todavía con residuos de mis fluidos mientras contemplas mi dios vencido.
Texto agregado el 13-09-2011, y leído por 85 visitantes. (0 votos)