¡CUÁNTO TE ECHO DE MENOS! Si he encontrado en mi destino una hoja caída de un álamo, ni por tiempo, ni espera recordaría este adiós. Yo soy pobre en riqueza, harta en razones, y tan solo veo lo que implican mis labores. ¡Pero válgame Dios, si para alzarme sobre el páramo hipoteco mi vida! Si por miedo ha decaído mi animo y con una propina he oreado mi enmienda. Para emprender de nuevo mi viaje, prefiero subirme al lomo de mi imaginario y eufórico caballo. Al menos él me lleva por distintas praderas y cubre con su manto de plata todo lo que yo deseo. . Dispuesta estoy para Lidiar la sorpresa.
Texto agregado el 12-09-2011, y leído por 95 visitantes. (1 voto)