De repente un rayo en tus ojos y una canción que se repite. Desgarrándome. No hay distancia entre tus manos y mis sueños. No hay dolor en mi boca cubierta de besos. Pero tenazas invisibles acechan mi cuerpo. Dime, cuando el tiempo se agote, ¿brillarás para mí?
Texto agregado el 11-09-2011, y leído por 89 visitantes. (0 votos)