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Apareció en mi jardín sin pedir permiso y se impuso a mis flores con la naturalidad que se ejerce un derecho divino. Nació florecido. Sus rosas eran color del desasosiego, la conquista y el rojo encendido del deseo. También le crecieron espinas capciosas de celos y lo ví, cuando terminó aquella noche, relleno de flores, que yo pensaba que sus ramas no iban a soportar el peso.
Desde hace unos dias, mi rosal no trae flores nuevas y las viejas, se deshojan con el tiempo. Me siento delante de él y le pregunto:
_ ¿Qué te sucede, mi rosal, sino te falta agua, sol y alimento.
Y él me contesta:
_ Tu lo sabes bien, me faltan sus besos. |
Texto agregado el 07-09-2011, y leído por 307
visitantes. (4 votos)
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Lectores Opinan |
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09-09-2011 |
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Ay.. ¡qué bonito!. Me encantó.***** miriades |
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08-09-2011 |
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Qué romántico. filiberto |
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07-09-2011 |
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Bonito texto, me ha gustado leerlo. Saludos teresatenorio50 |
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07-09-2011 |
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Yo comprendo al rosal en su nostalgia botánica, como bien habría podido decir Marechal. Iwan-al-Tarsh |
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07-09-2011 |
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Muy lindo glori |
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