Soy una persona bastante extraña y solitaria que a veces busca refugio en su fobia social para evitar males mayores. Siento gran temor a relacionarme con la gente. Además he notado que mi mayor problema no es mi imposibilidad para tener amigos, sino que descubran quién soy. Esto es triste, porque durante mucho tiempo ni yo mismo lo supe bien, y aún ahora, a veces me cuesta entenderme, y me asaltan permanentes dudas: ¿Acaso alguien puede llegar a conocerse realmente?
Bueno, este padecimiento afectó las escasas relaciones que tuve en mi vida. Al principio no tenía la menor idea de lo que pasaba, pero un día comencé a preguntarme qué era lo que tanto quería ocultar, y al descubrirlo, me volví aún más reservado. Por supuesto, durante largos períodos lograba cierta “normalidad”, aunque indefectiblemente regresaba a mi personalidad atípica. Muchas veces me ilusioné creyendo que podía cambiar y que mis esfuerzos comenzaban a dar resultados, pero era n solo ilusiones. Mi patología siempre volvía a manifestarse. Pronto empecé a odiarme porque era incapaz de controlar mis impulsos, y no podía resignarme a ser una persona diferente a las demás. Me topé con gente bastante perceptiva, que a pesar de que yo no hablaba de mí mismo, especulaba sobre cuales podían ser mis dificultades, y muchos hasta intentaron ayudarme, pero yo no soportaba que indagaran sobre mis cuestiones personales. Lo único que lograron en realidad, fue que me apartara de todos ellos de inmediato.
Durante años, deambulé por terapias de todo tipo, y hasta participé en algunos grupos de autoayuda, que por supuesto, fueron un total fracaso.
Hubo un tiempo en el que dejé de cuestionarme. De esa manera pude sobrellevar mi trastorno mucho mejor, aunque nunca estuve en verdad muy convencido, porque no podía dejar de notar que las personas se veían perjudicadas por mi conducta, y eso me hacía sentir culpable.
Últimamente estoy bastante mejor. He optado por aceptar mi naturaleza, si bien me puse ciertos límites.
Intento socializar un poco, pero eso sí, los días de luna llena viajo lo más lejos posible de mi domicilio; no deseo cenarme a algún conocido, nunca más.
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