Fuera de todo tiempo
enciéndete conmigo,
como náufragos,
en silencio de fuego,
en medio del vértigo,
sin culpas que abrumen
a diestra y siniestra.
En un discurso de a dos,
jugando piel contra piel,
con adorable debilidad,
al desnudo y lentamente,
mimando manzanas prohibidas
hasta tener consumado
con una claridad incipiente
el decálogo de deseo.
Texto agregado el 05-09-2011, y leído por 366
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