Añoranzas de mi niñez
Si yo pudiera retroceder en el tiempo, reviviría los momentos de mi niñez en la casita.de la calle Girardot de san Blas.
Con algunas necesidades que en momentos me hicieron sentir mal, solo mi mente de niño vivía la felicidad.
Toda mi familia en un solo contorno que era aquella casita.
Un año nuevo sin estar en ella para cualquiera de mi familia era un dolor. Ninguno podía eludir aquel momento. Todos a las doce.
Éramos una gran familia, los propios y los allegados que se quedaban como si pertenecieran a nuestra familia.
Pobres pero con mucho amor y unidad.
Mis primos Cheo, Marle y yo éramos los mas pequeños de esa época.
Mi abuela Margarita y mi tía la señora Berta, eran el pilar de aquella unidad.
Mi abuela a la cual le decía mamá era la autoridad, la señora Berta un manojo de virtudes, dicharachera, consentidora, divertida.
Dormíamos en el suelo pero disfrutábamos aquel momento cuando mi mama Margarita nos decía ¡a orinar ¡ y sacaba una lata de leche para que orináramos aunque sea una gotita.
Mientras las viejitas rezaban su rosario a los santos, que en verdad nos protegían, porque la puerta se serraba con un mueble.
Dormíamos un rato en aquel montón de trapos que después era nuestra cama.
En aquel pequeño cuarto con muchos santos se podía decir que estábamos cerca de dios.
Y en la madrugada se oía, al molino muchachas, eran mis hermanas y mi prima la que ejercían esa labor y los cuidadores de ellas nosotros los tres mas pequeños de la casa.
En la mañana cheo jugando al chofer de auto bus marle y yo sus pasajeros, y se sentía aquel olor a madera quemada del fogón y de arepa horneada en las brazas y abobadas por el calor. Que después saborearíamos con queso y quichocho del otro día, que la señora Berta hacia muy bien con ñame y el guapo que no podía faltar.
En aquella casita de techos rojos de la época colonial, muy pequeña, con muchas personas pero con mucho calor de familia
En honor a los pilares de nuestra familia
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Juan Alexis Díaz Chávez
24-6-2011
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