Un hombre llegó a un cruce de calles. No tenía ruta definida y mientras esperaba en la esquina que cambiara la lúz del semáforo, trataba de decidir cuál de las dos calles cruzar. Si cruzaba la que tenía al frente, podía dirigirse a la tienda de la esquina, saludar al empleado, amigo de él de años y de paso comprarse un paquete de goma de mascar. Si se decidía por la calle de la izquierda, podría ir al parque y sentarse en un banco a disfrutar de la mañana, contemplar a los niños jugar y las personas que paseaban. Estaba indeciso. Cambió la lúz en el semáforo.

Desde el cielo, dos ángeles contemplaban al hombre cruzar la calle. Uno giró su cabeza hacia el otro y le comentó:

_ Se equivocó.

_ Anjá _ respondió el otro angelito.