Me desvanezco en recuerdos que creía olvidados dentro de mí, Cuentera, Peyote, Funcionario, Batera... tan antiguos recuerdos, que por antiguos, ni se parecen a los nuevos. Me dijiste "solo es una hora en coche" y aún espero tu llegada desde mi ventana, iluso, como en un cuento de hadas.
Desde entonces todo ha cambiado siendo lo mismo, me queda pelo, música en las venas, todavía me emborracho y juego al póker con el hada de la absenta. Intenté no ser el mismo que entonces era, pero creo que metiendo la mano en la caja de los recuerdos los susurros de tu nombre extravían la ceguera del desorden que se implantó en nuestras vidas, compartir algo más que afición, compartir notas en un rincón donde lo menos importante era quien fuera el "yo", entre ritmos y compases nacían hijas bastardas que han quedado tan solo en la memoria, no sé si en la tuya, al menos en la mía y entre copa y copa del tu caminante, los susurros se convertían en canciones.
En fin... que todo tiene su fin y que como dijo el poeta, "para decir con Dios a los dos nos sobran los motivos"... aunque el motivo sea una verdadera pena.
Jerez, 3 de Septiembre de 2011
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