Por fin es lunes, Neto se despierta temprano, se arregla, se peina y sale de su casa más temprano que de costumbre, quiere volver a ver a la niña de sus sueños: Mari.
Toma la combi y va muy emocionado, de nuevo la volverá a ver y ya no lo pensará más, le dirá lo que siente…
Llega a la escuela, es el primero en llegar, todavía está cerrado el salón, pero él espera en una banca color verde que se encuentra afuera del salón. En seguida llega un compañero y lo saluda: - ¡Hola Neto!-, -¡Hola Marco!-, pero como no se hablan mucho, Marco se pasa de largo y se sienta en otra banca. Unos minutos más tarde, llega un hombre un tanto encorvado, con el cabello canoso, con la ceja muy gruesa del mismo color; sus ropas: una camisa manga corta, color blanca abotonada y bien fajada, pero percudida por el polvo, la grasa y la basura con la que está en contacto día con día; un pantalón de mezclilla color azul con el mismo o más deterioro que la camisa; y colgando del fajo un llavero extenso con una gran cantidad de colores y tamaños en llaves; el hombre parece gentil; se aproxima al salón de Neto y los saluda –Buenos Días Muchachos-, -Buenos días don Manuel-, acerca una llave color plata a la puerta y gira de ella, dejando abierto el salón, y sin más se retira haciendo un ademán de adiós.
Marco, sacudiendo su mochila negra con un logo de una marca muy conocida de la palomita, se levanta de la banca y entra al salón. Neto decide esperar un poco más, creo que sabemos a quién espera.
Pasan varios instantes, Neto gira su mirada y su rostro se ilumina de alegría, su vista se llenan de brillo al ver a la niña de sus ojos. En efecto, acaba de llegar Mari; pasa frente a Neto y éste la saluda con una sonrisa –Hola Mari-, Mari sonríe un poco, pero mostrándose un tanto indiferente, dice un pequeño –hola-, y entra al salón, Neto agacha un poco la mirada y tomando su mochila de la banca, entra al salón.
Pasan los minutos cual si fueran horas, Neto escribe y hace apuntes de la clase, pero no sabe lo que escribe, su mente está en otra cosa: -quiero decirle lo que siento por ella-. Sigue contemplando a Mari hasta que un zumbido interrumpe aquella escena, si, es el celular de Neto; lo saca del bolsillo del pantalón y observa que es un mensaje –“hola Neto soy Monica quería invitarte al cine que dices =) ”- Neto piensa –cómo consiguió mi numero-, mientras borra el mensaje.
Ha pasado ya una hora y cincuenta minutos, –Tengo diez minutos para pensar lo que le voy a decir a Mari-, piensa Neto mientras se muerde los albios; -ya sé, le haré una carta-, Neto sabe que sabe dibujar y por ello hace uso adecuado de su talento dibujándole a Mari varios personajes tiernos de caricatura; del otro lado de la hoja, una carta que dice: “Hola niña, sabes he pensado mucho en ti. Cada día verte en mi salón y no poderte decir lo que por ti siento, esto que guardo dentro me está haciendo daño, te espero al final de la clase para platicar contigo..."
Dobla la carta de manera que no se arrugue ni se rompa, muy cuidadosamente y con dobleces extraños que forman un tipo de sobre y en eso uno a uno se iban desvaneciendo los minutos y Neto no ve la hora para entregar su carta.
Neto hace como que va al baño y al pasar por el lugar de Mari le deja encima de su libreta la carta y se retira...

Al regresar del baño, el salón ya está cerrado y ya no hay nadie, aguarden, si hay alguien en una banca de la orilla: Mari, esperando a Neto...