La idea de que el tiempo se aceleraba cuando uno envejecía era un concepto que estaba comenzando a admitir. Se olvidaba de las cosas, confundía los momentos y perdía la noción de los sucesos de su vida. A veces creía que el mes anterior había obtenido ese trabajo tan deseado, cuando en realidad se había jubilado hacía mas de una década.

Por su cabeza empezó a rondar un pensamiento recurrente: regresar a los días de juventud.
Un día llegó a sus manos un anuncio que prometía volver el tiempo atrás. Entonces vendió todas sus pertenencias y gastó todos sus ahorros para obtener el producto publicitado. Se presentó en el establecimiento donde lo comercializaban, dispuesto a realizar la adquisición que cambiaría su vida. Allí encontró otras personas que ya habían efectuado la compra y salían ilusionadas.
Al leer el prospecto que explicaba como utilizar los fantásticos poderes, vio una detallada lista de advertencias.
Llegó a su casa y se dedicó a recitar las palabras mágicas.
Enseguida comenzó a rejuvenecer y se sintió tan entusiasmado que olvidó las advertencias.
Mientras nacía recordó que una de ellas recomendaba no repetir las palabras mágicas más de una vez.