Un día, no se cuando fue, la pequeña Dulce María recibió de su madre, la dentista, un regalo que parecía insignificante, un lápiz, pero en realidad se trataba de algo muy especial, este era un lápiz mágico.
El lápiz era de color rosado y en él se distinguía un diseño muy curioso: muelitas felices, si, las muelitas mostraban una sonrisa única mientras sostenían en una de sus manos un cepillo con el cual se mantenían siempre limpias.
Para la pequeña Dulce María, era un lápiz común y corriente y era utilizado para lo que fue hecho un lápiz, escribir y dibujar. Una tarde, la niña, después de utilizar el lápiz, se quedó profundamente dormida, fue entonces cuando las muelitas del lápiz cobraron vida, todas y cada una y de a poco empezaron a formar parte del sueño de la pequeña.
Dulce soñaba en llegar a ser doctorita, al igual que su madre y por eso vio también en sus sueños que tenía un misión muy importante, enseñar a todos los niños del mundo a cuidar sus dientes, para ello necesitaba de la ayuda de las muelitas felices.
Dulce María y las muelitas llegaron a cada hogar donde hubiera niños, para enseñarles la manera correcta de cuidar sus dientes, esta enseñanza consistió en hablarles sobre la alimentación adecuada, el no consumir golosinas que puedan dañar los dientecitos, les enseñaron también a cepillarse la boca después de cada comida, también las técnicas de un correcto cepillado, recomendaron visitar al dentista al menos una vez al año para asegurarse de que los dientes crezcan sanos y fuertes y finalmente las muelitas felices utilizaron sus cepillos mágicos para curar los dientes de muchos niños, afectados por las malvadas caries.
Así, Dulce María y las muelitas cumplieron su misión; las muelitas regresaron la lápiz y se quedaron fijas en el. La niña despertó de su hermoso sueño convencida de que algún día llegará a ser una gran dentista y ayudar así a muchos niños y también adultos a mantener sus dientes sanos, fuertes y sobretodo felices.
Dedicado a mi pequeña sobrinita, a quien quiero mucho. |