Inicio / Cuenteros Locales / juangual / Apología de la inacción
Procuro no decir más de lo necesario. Las palabras se quedan en mis labios y se rehúsan a salir. Estoy condenado a mi rol de espectador, y a veces quisiera decir algo más de lo poco que digo. Ayer vi a una niña caer y torcer su tobillo mientras corría en el parque; quería alcanzar a sus amigos que corrían más rápido que ella. Sus manos en su tobillo, la expresión de su cara con los ojos apretados, y la boca entreabierta que anulaba los sonidos y pronunciaba un silencio grosero. Un silencio ensordecedor y enteramente almohada. Pasé junto a ella y no me detuve. La dibujé en una película donde yo la ayudaba; la cargaba entre mis brazos y la llevaba a un hospital. Me fue inevitable sonreír mientras me alejaba y seguía mi camino hacia la tienda para comprar agua y cigarrillos. Era un héroe, y ella me lo agradecía. Su familia también. Su padre envolvía mi mano derecha con sus dos manos y la sujetaba con fuerza. Su madre se inclinaba para besar mi mejilla, retrocedía y se inclinaba, indecisa, pero al final se decidía por abrazarme y permitir el brote de dos lágrimas que rodaron por sus mejillas. Regresé a mi casa y estuve feliz. Fui un héroe. O lo hubiese sido. No importaba. De alguna u otra manera, en la realidad o en la imaginación, una niña se había torcido el tobillo mientras corría y yo la había ayudado. Y sus padres me lo agradecían. |
Texto agregado el 27-08-2011, y leído por 98
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Lectores Opinan |
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27-08-2011 |
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Bien relatada esta historia, que me hace pensar que el altruísmo beneficia al que lo recibe, pero también al que lo practica. glori |
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