MISIÓN 224 palabras
Gritar, llorar, huir de la locura,
Caminar sobre un hilo así, delgado,
Subir por el humo de un cigarro
Cuando se aleja vertical, en espiral.
Con la sombra, formar un largo lazo
Para robarse la nubes de cabestro,
Cantar con el arpa de sus rayos
Usar como tambor, los grandes truenos.
Tomar el mundo por el Norte,
Darle un (tris) con el pulgar
Y que baile cual gigante de los niños,
Es la ambición de un gran letrado.
Romper la gravedad de la locura,
Envolver aquel seto destrozado,
Lanzarlo ha viajar por el espacio,
Fulgiendo estrellas, aunando lo soñado.
Fingirse cuerdo, sonriendo ha la amargura,
Sentirse feliz, sin ser amado,
Tomar la sombra, liarla de la mano,
Consumar un matrimonio, no efectuado.
Tragar sus lágrimas de risa,
Dejando su interior, pleno, horadado,
Aceptar la hipocresía de la vida
Soñando como nunca había soñado.
Así, el poeta sin sentirlo,
Trota, corre, por lúcidos solados,
Navega en la barca de ilusiones,
Al despertar, nada tiene realizado.
Si acaso, en su gritar, se oye un lamento,
Al momento, con el dedo lo señalan:
—Es un loco, no tiene vida dentro,
Una piedra, nunca siente nada.
La vida, es tristeza en el poeta,
Una locura, por demás, ya razonada,
Que todo siente y es despreciado,
Es un flagelo, este mundo indeseado.
Reinaldo Barrientos G.
Rebaguz
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