Ya te lo dije, Tristeza,
que Morfeo te engañaría,
y le escribiste, dijiste,
diciéndole que a qué venía.
Y a pesar de ello, princesa,
volvió a entrar en tu vida,
al final la puerta abriste
“Pase usted con sus mentiras”
Y te embelesó nuevamente,
y te derritió el corazón,
lo deshizo lentamente,
hablándote del amor,
y volvió a ser mantequilla,
y volvió a partirse en dos.
Todos los años, princesa,
que olvidarle te costó,
por la borda los tiraste,
cuando otra vez te miró.
Corre rápido, tristeza,
sin duda ahora es el momento,
si su mano un día soltaste,
olvida otra vez el cuento.
Vuelve pronto a enamorarte,
y desaparecerá el dolor,
fuiste tú quien me enseñaste
a no temer al amor.
Las historias son sencillas
si son de verdad, corazón.
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