Nos sentíamos sólos. Alrededor de la miseria, eramos gritos buscando rostros acordes, o aves cantando, o la desaparición de las palabras, bellas palabras. Si se escuchaba, si se oía, se dejaba decir, disimulado, ahí la verdad de la música... vaya de verdad, no se trataba de eso, a nadie le importa tener la verdad si no es por... ¿quién era la música? nosotros bailando, nosotros perdidos tras el desfigurado paso, agua, precipitados, un temblor sin gravedad, "levedad".
¿Cuando pesaba tal tormenta? una mota al aire. Valían todas las razones para ello. Naufragios, ¿no es que dolíamos a la orilla del cosmos? "Ay" de esa cercanía, de el filo intolerable.

"¡Que me desconecten! Máquinas haciendo máquinas, ¡qué obscenidad!"

aquí está el único. Lleno de calvario, te pedimos perdón.

tu detrás de tí

no te puedo acabar! Es una invitación para olvidarnos.