Una copa cae al suelo haciendo que el silencio se rompa en tantos pedazos como el cristal…

El estomago se contraía una y otra vez, mientras que un sentimiento parecido entre tristeza y decepción invadía su interior, haciendo que su cuerpo pareciera más pequeño en cada latido de su corazón.

¿Traición? No, no la hubo…

Alejamiento, un incesante camino a una distancia demasiado lejana como para volver a cruzarse.

¿Dolor? Si, si lo hubo…

Inmenso, insoportable, demasiado pesado como para poder sonreír sin hacer un esfuerzo sobrehumano.

El tiempo había pasado a la velocidad caprichosa que solo él se puede permitir, inexorablemente lenta en los malos momentos y demasiado rápida en los buenos, dejando los recuerdos sangrantes demasiado latentes y predispuestos a estallar.

La lucha quedó demasiado atrás aunque en sus ojos aún ardía una pequeña llama para aferrarse a lo que un día pasado era luz y hoy es sombra.
Todo pasa se decía así mismo una y otra vez mientras contemplaba que los cimientos de su pequeño mundo se iban desmoronando incesablemente con la posibilidad de un solo fin… la destrucción total de el mismo…

Él es positivo, posiblemente ciego, posiblemente demasiado romántico dentro de su silencio.

Él se agacha lentamente y recoge los pedazos de cristal uno a uno, con cuidado para no cortarse, todo queda tal y como estaba, no ha pasado nada…

Pero queda una copa menos en esa casa y se esfuerza para hacer una mueca parecida a una sonrisa mientras piensa alejado de lo que parece real.