Será porque ayer la convenció de ver una peli tan mala, o por el calor que hizo hoy, lo encerrado del auto viejo que conduce por estas fechas, la jodidez de su apartamento o hasta lo mal tirada que anda últimamente. Además ha vuelto a subir de peso, prometió no volver a ingerir la píldora del día después, pero no cumplió y lleva cuatro kg de rebote. De por si ya tenía unos seis, ahora son diez y está a punto de ser ordinariamente obesa, no la guapa de los ojazos, ni mucho menos la de las caderas suculentas, mañana por la mañana será "la simpaticona rellenita", "la bonita pero un poco tosca".
Iniciaron esa relación siendo ella una fiera y él un domador inigualable, vamos, la vida te enseña los dientes y no le crees, hasta que ves a esta pseudo musa sentadita frente al televisor atenta a un programa de concursos, llevando puestas unas calcetitas felposas y tibias, comiendo alguna guzguera y a unos instantes de olvidar lo mucho que se divertía caminando por ahí levantando algo más que suspiros y halagos.
Sus demonios se habían manifestado pero no tuvo cabeza para entenderlo, esa mujer era demasiado bella para tolerarlo, tendría que invertir cuantos años resultaran necesarios para terminar robándole el aliento y verla convertida en una plasta similar a él.
Jaqueca Daniel, jaqueca, créelo, todavía anoche soñó con esperarte linda y medio desnuda, decir alguna frase de las propias de su voz aguardentosa y anudarte acompasado a sus caderas como queriendo desgarrar sus entrañas, pero algo de todo esto pudo más esta mañana, y seguirá marchitándose en el sofá, contemplando con vergüenza las estrías de olvido que con tanta repulsión, adornan la pálida piel que antes luchó tanto por parecer morena.
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