mis manos y mis piernas estaban congeladas cuando rumbo hacia el banco de la ciudad escuché la voz de un ser humano... "...papi, ¿puedes escribirme un poema?..."... no supe qué responder, pero verle allí, tirado en el piso, con sus manos tullidas y una bolsa llena de golosinas, me hizo sentir un poeta... sonreí y seguí mi marcha hacia el banco... hice lo que siempre se hace y luego, volvi a mi hueco... tuve que volver a pasar por la misma calle y de nuevo escuché aquella voz, medio burlona, medio ansiosa... me acerqué hasta estar frente a él y le dije:
tus ojos destilan pureza
tus piernas mal hechas
encienden bondad
y el brillo en tu rostro
despierta el amor total...
hay dulces en el piso
tantos como dientes en tu boca
puedes decir cualquier cosa
todo es bello en ti
eres hijo del amor
aquel que te hace sentir,
sufrir,
llorar,
vivir...
sal de ti
y siente tu vida
que susurra mil canciones en tu alma
encuentra tu poema
pues él te busca a ti,
dentro tuyo
como una madre a su hijo...
no puedo olvidar su rostro hasta esta noche en que escribo porque sí... revivir, recordar cómo su cuerpecillo vibraba por cada palabra que brotaba de mis labios, mientras su rostro enrojecía como un niño frente al amor de dios... mostrándome la mas hermosa sonrisa que jamás había visto en mi vida, cuando entendí que aquel hombre, era una parte de la historia de mi vida...
"... escríbemelo, escríbemelo... por favor...", me dijo... sonreí y seguí mis pasos hasta llegar a mi hueco, y no volví a salir... recordaba aquel hermoso ser humano, tirado en el húmedo piso, sucio como las paredes de aquel callejón, caminando como podía, con una pierna de un lado y la otra... no estaba mas...
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