Desfilando en la mente
veo un Rolando Furioso,
veo al Dante que inspira
su Comedia inmortal;
a un Hamlet que consuela
a una Ofelia que gime,
y al dios del Olimpo,
y al Fuego Vestal.
Pasa César guiando
las legiones romanas,
y el Lama sagrado
que venera el Tibét;
Alejandro glorioso,
y David y el gigante,
y en un bíblico ensueño
pasa Abel, Caín y Set.
El Coloso de Rodas,
la sedienta Caribdis,
Rafael, Miguel Ángel,
y el cruel Gengis Kan;
cruza Aníbal en medio
de hostiles montañas,
y Atila ciclópeo,
y el caprípedo Pan.
Veo al Cid que desposa
a la triste Gimena,
y al Quijote, guerrero
de ficticia misión;
y al Hércules épico,
al Ulises valiente,
y los muros abiertos
al caballo de Ilión.
A Apolo que aguarda
a una Venus que nace,
voluptuosa y sensible
de la espuma del mar;
a Adonis que busca
de los bosques a Diana,
y oye el grito de guerra
a las fieras lanzar.
Veo a Tántalo triste
en su eterno suplicio,
que en sarcófago de ámbar
piensa un día descansar;
a Aquiles inmune,
y a un Anteo que quiere,
con mil cráneos humanos
levantar un altar.
Galileo y Copérnico,
Franklin, Edison, Fermi,
Carrel, Einstein y Fleming,
Volta, Fulton, Pascal ;
de la ciencia desfilan
los pro-hombres gloriosos,
en un rol gigantesco,
como un faro inmortal.
Las Edades : de Piedra,
y la Antigua y la Media,
con sus voces la Historia
relatándome va;
Babilonia caótica,
Media y Persia transitan,
como si alguien un cuento
bosquejándome está.
Luego Grecia sublime,
luego Roma grandiosa,
y los Bárbaros luego
¡ay! del águila en pos;
y la India y el Egipto,
y el imperio Otomano,
y los dos Hemisferios,
cada cual con su dios.
Y las áridas tierras,
las ardientes arenas,
y los hielos, las nieves,
las montañas, la mar;
y las selvas umbrosas,
y los páramos muertos,
todo pasa girando,
cual visiones sin par.
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El recuerdo de los libros
queda flotando a través de un tul,
como dulces fantasmas que pasaran
en una visión azul.
Autor anónimo (muy cercano a mi vida)
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