La Menche y el Ruca

Quise venir por última vez a nuestro barrio
Y todo ha cambiado, ya nada es igual
Otras gentes, otros rostros, otros colores
Más de algún árbol no está y otro ha llegado
El emporio donde robábamos frutas
Se ha convertido en farmacia
El jardín de doña Eduvigis
Lo han pavimentado y es hoy carnicería

El viejo Manuel el que hacia volantines
Se lo llevo la vejes y se elevo con ellos
Lo mismo que el manco Gonzales
Que arrendaba bicicletas y patines.
Ahora lo hace en el cielo
Entre ángeles y querubines
Pero no está triste nuestro barrio
La nueva vida juega en la acera cada tarde.



Como no recordar en estos escenarios
Las pichangas, las carreras y la guerra de pedradas
En las tardes de domingo con los de la otra cuadra
con diez años el mayor, y el chico Juan con seis
en la pandilla de la calle del abeto éramos veintidós
la negra Menche con cola de caballo y ojos claros
era la de mejor puntería, la sonrisa más bella
y siempre la más valiente cuando salía pelea.

Nunca más supimos de la Rucia Herminia,
Compinche y sombra de la negra
Jugando al trompo no había chiquillo que le ganara
si había que trenzarse la mejor pa las trompadas
y si íbamos a la línea, como gato para montarse en el tren
ese era nuestro barrio, ¿recuerdas?
Tantas aventuras travesuras y maldades
Pero la pandilla del barrio del abeto siempre unida.



Quise venir al barrio y contarte
Como esta hoy el lugar donde fuimos tan libres
Y encontramos la belleza en las cosas simples
Cazando sapos y mariposas
Quebrando la escarcha en las mañanas de agosto.
Antes que la vida nos castigara con la adultez
Y perdiéramos la capacidad de reír y perdonar
Quise venir para despedirlo por ti.

Porque te prometo Mercedes
Que algún día traeré a nuestros hijos
A la calle del abeto para mostrarles
Donde la Menche y el Ruca
Debajo de un vagón de tren
Y después de una pelea
Se besaron por primera vez
Hasta que la muerte los separo.