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Inicio / Cuenteros Locales / superyayayin / **Fieles Seguidores** (Terapia de Grupo II)

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Esto podrá tener sus ventajas, abrigados de los policías, del tumulto de la ciudad y de esos infernales perros que siempre destrozan mi refugio; aquí muy iluminado, muy puntuales estos, con sus uniformes planchados, con su elegancia al caminar y el correcto modo de hablar de las enfermeras, con la manía de llamarme Abuelo como si yo hubiera cogido a sus difuntas abuelas. Por más que me empeño de hacerles saber que yo no necesito estar aquí, yo me resisto, entumezco mis brazos entrecruzados y cierro mi plancha choreta… pero nada…amenazan con ponerme sonda directo al estomago ò peor llamar a mi familia.

Esto de sentarse aquí a conversar de la vida, rodeado de un montón de jodidos, no me gusta para nada. Yo no tengo porque explicar mi fortuna, ¿que me llevo a tomar decisiones en mi vida? Ni explayarme en moralejas para los más jóvenes; siempre deseosos de ver en que la gente falla para no darse sus propios tortazos, pues NO, aquí cada quien tiene que ser responsable de lo suyo. Si Ud. No quería estudiar, ahora vaya y vea que carajo hace. Si Ud. Lo que quería era parrandear, no se queje del ratón y las ojeras. Aquí no me vengan con cuentos de la Nueva Era, que si “descubrí al Señor y el enrumbo mis pasos” pero seguís matando el hambre, acuchillando obreros y campesinos.

¿Qué nota positiva quieren que yo saque e este ejercicio? Si ya les dije que a mi no me hace falta esto, tengo una memoria entrenada por mas de 37 años dando clase de Algebra y Cálculo, gastaba mis días resolviendo teoremas míticos, que los mismísimos Aristóteles, Euclides, Pitágoras tardaron años en completar. Ahh como quería yo a esos compañeros inseparables, que me esperaban fieles cada mañana, inagotables, incapaces de perderse un detalle éramos todo un conjunto, bien acoplado, cual motor de Ferrari nuevo, nos conectábamos cual instrumento de aire, metal y cuerda para recrear Sueños de Invierno de Tchaikovski. Pasaba horas hablándoles, mostrando los secretos de la arquitectura universal, lo cotidiano y humilde de la Matemática; fue sorprendente descubrir que con un poco de atención, mis fieles seguidores, me seguían el paso y con un poco más de paciencia, ellos mismos podían trazar las repetidas ecuaciones.

Perplejo y entusiasmado, comencé a ceder mis horas de las noches en ahondar en investigaciones nuevas y fascinantes, para alimentar su imaginación y seguirlos capturando, se hinchaba con su respeto, con su admiración con la quietud que contemplaban mis clases. Donde años antes, un montón de alumnos calentaban pupitres y salían despavoridos al sonar e la campana. Esto era un regalo delicioso de la vida, yo lo podía palmar, oír, escuchar, una experiencia sensorial satisfactoria; llevamos tan estrecha relación que en casa y hasta los Decanos de la facultad de ciencias de la Universidad Central de Venezuela comenzaron a verme con malos ojos, cuando pasaba con ellos en el pasillo, o cuando ya era tarde y me sorprendían en el aula apagada con ellos, presentando un discurso sobre la aritmética de la vida y como cualquier cambio importante en la historia se puede explicar desde la ciencia madre de las matemáticas, ¡que valga resaltar dista mucho de las charlatanerías de la numerología o astrología!

Una vez me tarde dos semanas en un ejercicio, salía tarde de la central y el cansancio me impedía descansar en mi cama; un noche me despertó un sueño con la clave para llegar a solventarlo, así fue como me levante sobresaltado, preocupado por llegar tarde a clases… me tomo por sorpresa el comunicado inapelable del Director exigiéndome que abandonara de inmediato el aula, rodeado de quejas de la deplorable facha con la que me presentaba los viernes, sábados o algunas madrugadas en pijamas, pantuflas y con mi saco característico comprado en mercado de pulgas en Milán hace mas de tres décadas, con facha de aristócrata arruinado y amanecido partí sin mis fieles seguidores y con pocas pertenencias.

La pena me impidió contarle a mi familia, trate de buscar oficio e intentar olvidarme de mis fieles seguidores que seguro lamentaban en silencio mi ausencia, disimulando para no levantar sospechas que podían entender y repetir los ejercicios que por meses y en forma exclusiva me dedique a enseñarles.

Comencé a ver mi cuerpo deteriorarse, a cultivar una barba tan poblada como la de sierra nevada y me sentía como un estante más en mi casa. Ninguno de mis nietos comprendía lo mágico del mundo de las cifras, largas caminatas por mis jardines no llenaban el vacio en que me sumergí al dejar de enseñar tenia tanto que decir al mundo que no lo pude seguir escondiendo.

Esa misma madrugada fue a ocultarme entre los pasillos de la universidad y esperar a mis fieles seguidores. Cuando entre un momento a solas con ellos se lo plantee, era ahora o nunca, mas nadie lograría entenderlo; trate de convencerlos pero no recibí respuestas, así que tuve que cargar con algunos pocos y huir, lo había entendido, mi vida era esta, así que nada me tembló en tomarlo y correr por kilómetros, sabia que debía ocultarme para siempre, para este crimen no había explicación, no hay perdón, yo asumí el riesgo y me interne en un callejón húmedo viscoso y maloliente. Pero al fin me sentía pleno, el secuestro valió la pena.

Es por esto señores, que nada podrán hacer para convencerme, nada hará cambiar mi decisión, son míos. Me ayudan a diseñar una nueva investigación y en las mañanas a entonar en los muros y vidrieras la melodía celestial de las integrales; por eso oculto mis manos y corro, los protejo de los cuidadores de este demente centro.

Yo he cuidado a mis fieles seguidores de las garras de soldados, policías y un montón de mendigos; son mis amuletos en las noches heladas, mis tizas, marcadores, libros, papeles y lentes, ya no funcionan muy bien, pero me queda su compañía roída por tanto bregar del tiempo que soy feliz al saber que existieron, confiaron en mí, fue por eso que les entregue lo que queda de mi vida.


**Inspirado en un personaje de la ciudad de Caracas. Un profesor universitario de matemáticas que invertía su sabiduría en esbozar problemas aritméticos sobre el asfalto, aceras, parabrisas, muros, vallas; junto con las innumerables y fracasados intentos por remendar al lustre octogenario.**

Texto agregado el 22-08-2011, y leído por 253 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
29-04-2012 epa, y dónde está el primer terapia de grupo? celiaalviarez
23-02-2012 Me sorprendió tu maduro y bien desarrollado escrito. pitrimitri
12-10-2011 voy aL LDV. ta bueno, jiji celiaalviarez
02-10-2011 Yo creìa que era tu tio Pelòn en el futuro jijijiji...en Ccs. hay cada loco, menos mal que estamos en Bqsmto idmacastro
30-08-2011 Gracias por la invitacion, excelente relato, personajes q se ven y q son una realidad, dan su sabiduria sin importar el lucro, muy bien ******* un abrazo vorfalack
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