sentado frente a la eternidad, callé... todo en su desordenado y perfecto lugar mis ojos decían cosas sin sentido mis manos agotadas y llenas de lumbre caían por la gravedad... escuché una melodía del cielo y luego supe todo... me paré en silencio y caminé hasta llegar a mi cuarto... busqué un espejo frente a frente dios me hablaba en total silencio mientras escuchaba un sentimiento arrullaba mi alma... miré la ventaba las gentes pululaban como las polillas a la luz... estaba en mi cuarto mirando con los ojos de dios... no juzgaba no rezaba no leía no recordaba tan solo respiraba el aliento de dios...
Texto agregado el 22-08-2011, y leído por 180 visitantes. (1 voto)