Un espacio en la cortina coló un rayo de luz a la mañana siguiente. Era temprano, y no había descansado lo suficiente, pero abrió los ojos y bostezó con ganas.

Las 9 am pasadas marcaba el reloj sobre su equipo mini componente que aún funcionaba a pesar de los años. Tomó un poco de fuerza de voluntad para destaparse y recibir el golpe de frío que la haría temblar por unos segundos antes de reponerse y ubicar sus lentes.

Corrió al baño y aún con los pies tibios sobre sus pantuflas se miró al espejo. Se sentía diferente, distante, rara. Conversó consigo misma en su cabeza y notó unas pequeñas puntas quebradas, bostezó nuevamente y rascó su espalda en pos de motivarse a tomar una ducha.

Momentos después estaba cepillando su pelo sentada en su cama mirando a través de su ventana como buscando algo. Una explicación que quizás se diera de lo sucedido la noche anterior. Miró la silla y reconoció algo que no le pertenecía.

- Mierda - se dijo - Mi fuerza de voluntad se inhibe con mis salidas al parecer - en un tono tan sarcástico que casi como un suspiro, una carcajada salió de su boca que sopló su cabello.

El chaleco de Des estaba ahí y ella no recordaba nada. Nada de nada. Un borrón que sabía que tenía que extraer de su mente y forzarse a encontrar en su estúpida memoria desmemoriada.

Recordó a Roul conversando con él en la hielatería, recordó también el paseo que dieron con Uno y Ester…

- Por la cresta…

Finalmente extrajo algo, recordó de vuelta a casa haber pasado al local nuevo que abrieron en las cercanías y que notaron tenía re buen ambiente, entró y ahí estaba Des. Tomó, sí, tomó… ahora lo recuerda, tomó más que la última salida en casa de Uno y recordó algo más, algo que le pesó tanto en su estómago como en su cabeza y era que después de los helados, nada más había comido. Sacó conclusiones y sintió la necesidad de llamar a Ester para saber algo.

- Aló, ¿Ester? - Min hablaba acongojada y casi arrepentida de su estado, la verdad era que sí lo estaba, en cierto modo - Necesito preguntarte algo.

- ¿Min?, qué onda… Es muy temprano - se notaba la voz de recién despertada por la llamada

- Ester, parece que dormí con Des y me siento mal, y necesito saber qué pasó, no me acuerdo de nada, sé que la vendí en mala, pero… ¿sabes tú algo?

- Menos mal que te aburría… tontorrona, y no, no sé nada, nos separamos cuando te fuiste al local.

- ¡Oh que mal! Supongo que Uno tampoco sabe nada.

- Menos, llegamos y morimos.

La conversación no se alargó mucho. Min terminó pidiéndole perdón por despertarla, pero estaba urgida, lo suficiente como para revisar los tarros de basura en búsqueda de una “prueba”. Prueba que no encontró hasta que sintió un bostezo desde el sofá y todo se le volvió más claro.

Des había prestado su chaleco para abrigarla, llegó a su casa y él la acostó, la dejó durmiendo luego sacó una frazada y se fue al sofá, ¿por respeto?, ¿por temor? ni ella lo sabe ni lo quiere pensar, sólo sabe que si Des fuese otro, no hubiese sido lo mismo, y es por eso que le llama tanto la atención. Sólo espera no haber hablado tan fuerte mientras conversaba con Ester.