Descubro tu rostro, escondido entre las sábanas, escondido entre tu pelo. Entre tus manos, entre tus piernas.
Descubro tu rostro y te descubro, y te nazco de nuevo, dormida, te renazco.
Y vas naciendo de a poco, primero tus mejillas y la comisuira de tus labios, donde se recuestan los míos, adivinando tu boca. Luego tu mandíbula firme, donde descanza mi mano. El filo de tu nariz, rectilínea, el desembocar de tus cejas, y tus ojos, cerrados. Tu frente, llana, clara.
Descubro tu rostro, escondido, como jugando. Y sin que te des cuenta te beso, apasionado, en secretos, para dormir de nuevo a tu lado y en unos minutos volverte a descubrir. |