Esa curvosidad acuosa, esa luminosidad
acuática de reflejos
y explosiones como relámpagos de agua.
Esa acuosidad
densa como un aire más espeso y más
mojado -y en constante movimiento-
del centro a afuera y hacia adentro
como péndulos de olas.
Me llama.



[Y allá voy y me zambullo]



En ese ondular de lenguas
antiquísimas profanas, busco
el beso
de unos labios cristalinos, el fino
deslizarse en la cornisa
de un abismo que es espuma
y remolinos.
Acelero.
Busco el punto, la distancia
justa, el momento exacto.
Me preparo.
Y entro entonces en el túnel del tiempo y el espacio.





[Y claro. Luego me zambullo nuevamente]