LA BARCA DE LA VIDA 218 palabras
Oigo en el sereno y manso río,
La estridente carrera de los años,
El cabo de mi barca ha encogido.
Aún veo en la orilla, los peldaños,
Que tanto mis pies, han recorrido;
Mis remos; paso a paso se hacen daño.
Por grandes tormentas que he sufrido.
¡Tempestades! Cargadas de tristeza;
Rayos que a mis velas han fundido.
A la deriva mi barca cual maleza,
Sin timón, viajamos al garete,
Bajo truenos de odio, nos aleja.
Empapando, mi limpia frente,
Con gran remolino turbulento,
Escucho carcajadas de la muerte.
Quiero alargar, con paso lento,
Agarrado de juncos ribereños,
Distancia que mide a barlovento.
Esta mi barca está entre sueños,
Me lleva a través de mi existencia.
Lentamente desisto a mis empeños.
Le imploro a dios, una clemencia,
Que saque de mi mente la pavura,
Me de la absolución con preferencia.
Cundo haya recorrido la llanura,
Ya ni siquiera el timón me queda,
Nos unirá la paz y la ternura.
Hoy siento que pértigo flaquea,
Caeré al remolino turbulento,
Llegaré a mi ribera tan presea.
Mi barco inerte no tendrá sustento,
Encallado en arenas sumergido,
Roerá el orín por sotavento.
Dos maderos servirán de guía,
A los barcos que cruzar intentan,
El manso río, que crucé un día.
Reinaldo Barrientos G.
Rebaguz
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